no te escondas
No te escondas. La vergüenza solo existe si dejas que corra:
Rebosaba tu vergüenza por la mañana,
de todo tu ser emanaba,
de verdad se notaba.
Te veías igual que todos los días,
pero se sentía la tristeza de tu alma,
y también el caos de tu mente agobiada.
Oprimida, vejada,
y rezagada caminabas,
torturada por las reglas,
desde la niñez guardadas,
y el rechazo consciente,
de la sombra humana,
impidiendo al verdadero ser,
descubrir quién en realidad es,
más, al contrario, se confunde para ser,
quien todo el mundo,
le convencía de ser,
obviamente, el incoherente camino,
de ser quien no se es.
La vergüenza que hoy se desborda de tu ser,
produciendo tristeza, rabia e ira también,
te aseguro en este instante,
ni la mejor de tus sonrisas pudiera contener,
para pretender,
la falsa búsqueda de más perfección del ser;
perfecto ya eres, ¿por qué no lo ves?
El camino es recordar la totalidad del ser,
reconocer la luz y la sombra,
que todos llevamos por dentro,
y por fuera también,
para así trascender,
con libre consciencia
y auténtico amor de ser quien se es,
hasta creer,
que lo que has sentido hasta ahora,
es una ilusión engañosa,
y espantosa,
que se roba tu libre albedrío,
la magia del aquí y el ahora,
la divinidad y la humanidad del alma encarnada,
que hoy vergonzosa se asoma,
cabizbaja por creencias erróneas:
Despierta!, despierta!,
abre tus ojos,
que es hora!, es hora!
Rebosaba tu vergüenza por la mañana,
de todo tu ser emanaba,
de verdad se notaba.
Te veías igual que todos los días,
pero se sentía la tristeza de tu alma,
y también el caos de tu mente agobiada.
Oprimida, vejada,
y rezagada caminabas,
torturada por las reglas,
desde la niñez guardadas,
y el rechazo consciente,
de la sombra humana,
impidiendo al verdadero ser,
descubrir quién en realidad es,
más, al contrario, se confunde para ser,
quien todo el mundo,
le convencía de ser,
obviamente, el incoherente camino,
de ser quien no se es.
La vergüenza que hoy se desborda de tu ser,
produciendo tristeza, rabia e ira también,
te aseguro en este instante,
ni la mejor de tus sonrisas pudiera contener,
para pretender,
la falsa búsqueda de más perfección del ser;
perfecto ya eres, ¿por qué no lo ves?
El camino es recordar la totalidad del ser,
reconocer la luz y la sombra,
que todos llevamos por dentro,
y por fuera también,
para así trascender,
con libre consciencia
y auténtico amor de ser quien se es,
hasta creer,
que lo que has sentido hasta ahora,
es una ilusión engañosa,
y espantosa,
que se roba tu libre albedrío,
la magia del aquí y el ahora,
la divinidad y la humanidad del alma encarnada,
que hoy vergonzosa se asoma,
cabizbaja por creencias erróneas:
Despierta!, despierta!,
abre tus ojos,
que es hora!, es hora!