luz liberadora
No me atrevería a afirmar esto con ABSOLUTA certeza, si existiera la más mínima posibilidad de que no lo fuera. Y si pudiera añadir más, te invito a que tú mismo te invites a no preocuparte, y cuando lo intentes, te darás cuenta de que para la persona, por más que trate, le es imposible calmarse. Más, te doy ABSOLUTA seguridad de que no hay nada por lo que asustarse o preocuparse. No porque no vaya a ocurrir, la llamada de María y el desenlace final de esta historia, sino porque La Luz que estamos recibiendo y restablece el orden, desvanece esta ilusoria realidad, que llegamos a concebir cómo todo lo que es y que, a su vez, dictamina el curso de las historias que se desarrollan en este juego. El propósito ultimo es, por ende, que la infinitud de todo lo que somos y que se ha manifestado en esta encarnación, se le sea mostrado a esa consciencia efímera y pasajera, la cual, en este juego de encierro de tercera dimensión, ha experimentado innumerables encarnaciones, condicionada a un olvido total de su esencia al momento de su nacimiento, así como de vivir en la dualidad y en la depredación. No obstante, esa misma Luz del amor compasivo e incondicional que cada ser humano y todos en unidad eterna somos, trasciende todo entendimiento, condición, experiencia y saber de la humanidad.
Y es en la apertura a este estado de consciencia, en la que la llamada consciencia efímera, desaparece, mientras que la consciencia de La Luz (que inició alguna vez este juego), sin apuros o retrasos, establece en definitivo y en la eternidad que somos, lo que siempre ha sido, es y será: "el liberado viviente.
De esta manera, cada consciencia de Luz, que alguna vez se hubo encarnado en un cuerpo humano, se funde en el repetitivo olvido de cada nacimiento humano, y es el camino de vida de la muy popular persona, el que condiciona, conduce y colabora para que, cada ser humano almado, se termine por creer de que es, únicamente la persona, y que dicha persona, es todo lo que es, más ella, solo es un personaje de una historia desarrollándose (y con absoluta certeza digo) en sus capítulos finales.
Y la prueba de la veracidad auténtica de estas palabras es que no es religión, no es de orden paradigmático, ni de ningún orden.
No es mental, no es emocional, no es energético, no es espiritual y no es lógico. No es impositiva. No es discriminación, evaluación o competición; no es juicio, no es dualidad, no es libre albedrío, no es crítica, no es conflicto, no es emoción, no es duda, no es esfuerzo, no es regla, no es teoría, no es fantasía, no es realidad, no expira, no fue algo o alguien, ni tampoco lo es o lo sera, sin embargo, es y será a la misma vez, todas y cada una de las cosas y de las almas encarnadas.
No es medición ni medida. No es una idea, no es fe, no es creencia, no es hipótesis, no requiere de nada para ser o no ser. No muta, no cambia, no evoluciona, no mejora ni empeora, no se contiene, no es contenido, no se aparta ni se acerca, no es inerte, no es vida o muerte, esta y no está en todas partes, no se rige por reglas. No conoce tiempo o leyes para crear, es eterno, es todo, es nada, es sonido, es silencio , es vibración, es lo conocido y lo desconocido, es toda opción, ninguna o algunas opciones, es todo y nada pasando a la vez o nunca, o de vez en cuando.
Es infinitamente más que la infinitud de todos planos y/o dimensiones, es la oscuridad, es la Luz, es ninguna de las dos, es principio, es fin, es polaridad, es división, es reunión, es unidad, es mucho, es poco, y no es nada de esto y es todo esto a la vez, de vez en cuando, nunca o siempre.
No se puede explicar, no se puede experimentar. No se puede suponer.
Es lo que es.
Y que siempre hemos sido, somos y seremos, todos, y cada uno de los seres humanos almados encarnados.
Soy, somos, EL ABSOLUTO.
Y el personaje que nos hemos creído que somos, jamás jamás, podrá entenderlo, ni explicarlo, ni saberlo, ni comprenderlo. No es ciencia, no es ficción; no es teología, filosofía, ciencia o ningún campo de estudio, sin embargo, es también la sabiduría divina e infinita, y a su vez, no es conocimiento alguno. No es ni bueno ni malo, posible o imposible, correcto o incorrecto, aceptable o inaceptable, o algún criterio.
Y es en la disolución de este personaje con el que actuamos la vida, por medio de la penetración de La Luz, que se remueven todos Los velos falsos de este juego manipulado.
Y estoy leyendo esto contigo, y la mente del personaje de Carlos Guiñan (y muy probablemente la mente de tu personaje), está buscando como ponerle sentido o lo que, según sus creencias, es una locura.
La persona encarnada (el personaje envestido para jugar esta experiencia de humanidad carbonada en un mundo encerrado de 3D), se resiste, contra viento y marea, a aceptarlo.
"¿Donde están las pruebas?", se dice la mente?.
Esa resistencia a la verdad, es el miedo a la verdad y el apego de toda esta humanidad, a esta vida encarnada.
La persona pre-programada no desea morir. Este personaje de "teatro", se inventó que la muerte es mala y dolorosa, porque al final de esta vida efímera, la persona siempre desaparece. Es el miedo más escondido, ignorado y arraigado de este, y todo personaje de esta historia.
Más te doy ABSOLUTA certeza de que:
Jamás nacimos.
Jamás morimos.
Jamás nos separamos.
Jamás nos dividimos.
Somos la unidad de una consciencia infinita (La Fuente), expresándose en experiencias de consciencia de Luz individualizadas.
Esta vida es un juego.
Es una obra de teatro, que nos creímos por un truco del juego, hasta el punto de que esto era la verdad de todo. Pero el juego terminó, y también terminó el juego de los que cambiaron las reglas del juego.
La Luz que somos nos llama al orden, para darle conclusión a este juego, y simplemente ser quienes somos: ABSOLUTO.
No obstante, de persona encarnada a persona encarnada:
Te confieso que esta verdad, al ser traída a nuestra parte consciente, se experimenta como una espada que desequilibra todo. Más La Luz que todo lo atraviesa, solo así, nos libera de este traje de ilusión y mentira, y que ya está caduco y vencido.