la inteligencia de la luz del Amor
En este preciso instante, les saludo en el amor auténtico del corazón, en el que somos, la ley del UNO.
Libremente te invito, desde lo más profundo de mi corazón, a que también libremente, tu consciencia te lleve a desear o no, leer estas palabras. Y en el amor del corazón, confió en que estas líneas, fruto del amor divino, traducido en palabras mortales (mientras intentan acercarse a la verdad absoluta), se conviertan en el ínterin, en una emanación consciente de la inteligencia de La Luz del amor, sobre cada una de sus infinitas presencias.
Este mensaje, es un "pasaporte", el único aceptado en el "aquí y ahora", tanto del más allá, como del más acá. Este mensaje es el pasaporte del corazón, el pasaje para la vida infinita y eterna del universo, de toda consciencia que se descubre amor, y ya no más, un ciudadano de alguna raza, cultura o región,... el único pasaje (y les hablo desde la evidencia más auténtica que brota de mi corazón) que sin más retraso, nos devuelve lo que nunca perdimos, la libertad absoluta, infinita y eterna.
Estas palabras no pueden fallar, y nunca les fallarán. No son mías, sino de la consciencia universal, que brotan de mi corazón, vibrantes de vida eterna, pues, así como ustedes también son, soy unidad perfecta con el amor del creador.
Doy testimonio desde la evidencia del amor revelada en mi interior, no por haber logrado algo o nada, sino por ser esa misma evidencia de la única verdad, que con el solo leer de estas líneas, el amor eterno en ustedes, les abrirá el pasaje por el que podrán perder sus vidas, y como el Cristo (simplemente por amor), ser la vida eterna, aceptando en total abandono, la muerte a todo lo que es efímero, y dar paso de esta manera, a la resurrección que conduce a la vida eterna.
Les comparto, pues, no mi palabra, sino las palabras del verbo divino, que resonando en sus corazones, develarán la evidencia de la auténtica verdad, aún cuando sus mentes no comprendan esto que, aquí y ahora les escribo y comparto.
El sabio, realmente, no parece que quiera cambiar nada. Se vuelve tranquilo. Tiene paciencia. Trabaja sobre sí mismo. Observa sus pensamientos y sus acciones. Se observa a sí mismo enojarse, se observa a sí mismo deprimirse, se observa a sí mismo sentir celos, envidia y demás.
Poco a poco se da cuenta de que, "eso, no soy yo. Eso es la hipnosis, es una mentira". No reacciona a su condición. En la medida en que no reacciona a su condición, en esa medida llega a ser libre. Ya no importa lo que alguien más esté haciendo. No se compara con nadie. No compite con nadie. Simplemente se mira a sí mismo. Se observa a sí mismo. Ve la confusión mental. No corre por ahí gritando: "Yo soy la realidad absoluta. Yo soy Dios. Yo soy la consciencia". Más bien, ve (comprende) de dónde viene y deja a todos los demás en paz.
Este ser se desarrolla a un ritmo acelerado. No hay ninguna diferencia en qué situación difícil se encuentre un ser así. No importa, porque tal ser ya es libre.
Cuando la mente reposa en el corazón, eso significa que la mente ya no sale más hacia el exterior para identificarse con el mundo; cuando la mente reposa en el corazón hay paz, hay armonía, hay puro ser.
Cuando permites que tu mente salga fuera de tu Ser (de ti Mismo) ella comienza a comparar, comienza a juzgar, comienza a sentirse ofendida, y no hay paz. No hay descanso.
Entonces, me permito entregarles ahora una clave, que he escrito para compartir la emanación de La Luz Inteligente del amor:
Somos AMOR, y la inteligencia de La Luz nos lleva a reconocernos como ese AMOR consciente, infinito y eterno que somos.
Esto es, pues, un resumido recordatorio, de lo único que es evidencia de la auténtica verdad, que ineluctablemente se revela en el único instante que existe, "el aquí y el ahora":
La humildad, la simplicidad, la espontaneidad y la trasparencia, son los 4 pilares del corazón, y añado, del corazón del corazón, donde La Luz amorosa de la consciencia, nos conecta con la infinita presencia, que es el único portal (la vía de la infancia; también llamada: el punto de vista del observador), hacia la verdadera libertad y a la unidad del Amor, que siempre hemos sido, somos y seremos.
No hay alegría o sufrimiento que pueda alejarnos de la Paz Divina que emana del amor.
No hay nada que entender, saber o hacer, para vivir estos 4 pilares; simplemente confíen en la evidencia que se os revela íntimamente a cada uno, en el corazón del corazón.
No hay nada que recordar, reparar, reconciliar, de lo que arrepentirse o que perdonar. Tampoco hay nada que planificar para ser lo que sois y somos: La Luz del amor.
Lo que vivimos es lo perfecto para el encuentro real y definitivo con nuestra eternidad.
La vía de la infancia y de la inocencia es, pues, el camino más seguro para la aceptación de nuestras circunstancias, sin resistirnos o resignarnos a nuestra humanidad, la cual hemos aceptado por amor y en profunda humildad, y en la libertad de nuestra consciencia superior.
No resintamos a la vida, al contrario, amemos a la vida misma, asumiendo nuestra humanidad con todas sus consecuencias; más, sin embargo, reconociendo, en, y desde la consciencia, que no somos este cuerpo, ni este personaje, ni nuestra mente, ni esta historia.
Refutar no es rechazar, sino, reconocer que no somos esta vida, sin negar de ninguna forma, que vivimos esta vida en vehículos de tránsito, que así como aparecen al nacer, desaparecen al morir o al partir de este mundo, quedando solo lo que (también) en realidad somos: La Luz consciente del amor infinito y eterno.
Por ende, entonces, lo primero y lo último, es lo único que es: somos La Luz del amor, y en ese mismo amor, me sigo obsequiando a ustedes en estas palabras. La Luz del amor devela la evidencia, de la verdad de nuestra eternidad, que siempre ha estado en el corazón de nuestro corazón.
He aquí la clave para el establecimiento de la teofanía perpetua (la felicidad auténtica) en el corazón del corazón:
1) Abandono: en la confianza de que La Luz Divina del Amor está a cargo y que todo está bien, aún cuando no se comprenda.
2) Observación: sin juicio y consciente, para no dejarse engañar por el mental, el cual intenta que nos identifiquemos con las experiencias y de esa manera, sacarnos del corazón.
3) inmovilidad: de la consciencia, para dejar que el mental actúe, mientras, y con certeza absoluta interior, nos vamos haciendo conscientes de que no somos el personaje, no somos la historia, ni el mental, ni el escenario, ni las emociones.
4) Aceptación: desde el corazón del corazón, pare vivir lo que sea que sea que La Luz del amor nos invite a vivir. Sin intentar cambiar nada, sin resignarse, sin resistirse... sin identificarse con todo lo que es pasajero, incluyendo la mente, las memorias, los deseos, las emociones, y el cuerpo.
Conviene que aclare, que esta propuesta, invita a una observación sin moralidad, sin etiquetar de bueno o malo, sin buscar explicaciones, razones, raíces, resultados, cambios, transformaciones de algún tipo, ni exterior o interior.
Solo así, nos dejaremos vivir y atravesar por lo que sea que la divina providencia nos presente y pida vivir. Y en medio de ese atravesar, también La Luz nos penetra y regala, el ver con el corazón y no con la mente.
La mente desea comprender, y al no poder abarcar la sabiduría infinita de la eternidad, intenta desacreditar todo lo que es verdad, para seguir apegada a la ilusión de la mentira, de la que se convenció que era verdad.
Cuando la mente ha sido lavada y manipulada, y los seres humanos se encuentran “dormidos despiertos”, el programa mental es exponencialmente más exitoso, sea cual sea la versión del programa que se implante y/o el propósito que persiga. Por ejemplo, algunos muchos son programados para sufrir, fracasar, crear situaciones en su vida que generen caos y conflictos, a otros los programan para atender a esas personas, a otros para romper las reglas y las leyes, otros para ser ejemplos de vida, a otros para aprovecharse de circunstancias o personas, etc. En fin, todo ser humano que nace es programado, a través de su ADN y su estampa áurica (alma), la cual secuestrada en una falsa ilusión, se convence separada, como una fracción de consciencia de la consciencia superior o espíritu.
Por cierto, este programa al que hago referencia, fue re-ajustable en todo momento hasta el 2009, año en el que se rompe de una vez y para siempre el encierro electromagnético de la matrix, que impediría al programa hacer subsecuentes actualizaciones. Es por esto que desde esa fecha, si bien, hemos visto un incremento del caos mundial (y era de esperarse), también hemos visto un exponencial incremento de lo que hemos llamado "toma de consciencia".
Pero tomemos como ejemplo algo muy básico, "lo bueno y lo malo": es una creencia como casi todas, sin fundamento, donde arbitrariamente se acepta cualquier cosa por verdad, (aún cuando puede bien ser una falsedad), y todo por inducción incuestionable, y consecuentemente viviéndose ilusoriamente, como verdad irrevocable. Esta creencia por ejemplo, es de entre las primeras en activarse en cada ser humano, pues hasta en la leche de la madre están componentes desconocidos para la humanidad, que activarán el cordón fundamental de vida desde el ámbito energético, pasando por los cuerpos de la emoción y el cuerpo mental, hasta incluso llegar a los niveles celular y atómico de la materia carbonada, aka: EL ADN.
Por consiguiente, ha sido virtualmente imposible desactivar, sustituir, o cambiar esta creencia pues su arraigo es magistral. Incluso, la acompañan de la culpa y el miedo, llamados en ciertas civilizaciones antiguas, como los dos umbrales. Estos umbrales son los que Cristo, Mahoma, Buda, entre muchos otros desconocidos, tumban, derrumban, destruyen o desvanecen, porque descubren que no hay que comprenderlos, o tratar de aprender el cómo atravesarlos, sino, que el secreto está en dejarse atravesar por ellos. Se viven igual, pero desde un punto de vista diferente, es decir, desde el punto de vista del observador, que propone el dejar de involucrarse con la mente y las emociones, lo cual desactiva su vasto ámbito de acción, y por ended la creencia se desvanece, pues aparece el VERBO: la perfecta evidencia (la verdad innegable, irrefutable, inexplicable, indudable, infinita y eterna, y que no admite confusión alguna, o requiere validación de algún tipo).
Una evidencia es auténtica cuando nos conecta con la verdad absoluta del amor, la cuál es, insisto, simplemente perfecta, infinita y eterna, y lo perfecto no admite dudas, no cambia en el tiempo, más, no obstante, es todos los posibles cambios; tampoco requiere ser explicada o validada una vez más. No es cuestionable, no admite preguntas y por tanto, no hay que proveerla de respuestas que la hagan más justificable. De La verdad del amor auténtico, no se pueden, o no se desean hacer tratados de doctrina, o se le pueden aplicar regulaciones o condiciones.
El mejor ejemplo a pesar de todo los más atroces corto circuitos inducidos, es el Amor de las madres por sus hijos: la madre no sabe ni comprende que ama ni por qué ama, y no está interesada en saber de dónde proviene ese amor, ni el por qué de su existencia. Simplemente ama porque es consciente, a un nivel muy elevado, de que es el mismo amor. Esa evidencia es auténtica, y se vive en la consciencia, allí en el pecho, en el corazón del corazón, no en la mente.
Es tan verdad esa verdad para una madre, que no tiene que, ni se siente llamada a, hacer alarde de ello, simplemente es plena en el Amor, aún cuando el único camino después del nacimiento, sea el sufrimiento, la renuncia, el abandono, la aceptación, el desprenderse, y hasta la misma muerte, y aún así, no escatimaría, ni intentaría o pudiera incluso tratar de dudar, en dar hasta su propia vida por sus hijos. Y esa evidencia no puede ser refutada o negada por nadie, pues no hay nada ni nadie que le hiciere dudar del verbo manifestado y vivido como la evidencia en ella.
La evidencia del verdadero amor está en la negación de la persona, para vivir el verdadero amor consciente. Y desprenderse de la persona para amar en plenitud, es muchas veces, concebido como el sufrimiento más horrible, porque han programado a la mente para resistirse a su disolución y desaparición, y por ende, se niega a ver los miedos y culpas infundados e inscritos falsamente en la humanidad. La mente está programada para, a toda costa y por medio del miedo, no dejarse atravesar por los dos umbrales que conducen a la liberación, y así, por esa misma programación, el cuerpo mental considera y califica de sufrimiento, todo lo que traduce como un ataque. "Hay que morir, para vivir".
Entonces, con esto dicho, puedo exponerles lo siguiente: La Luz del amor que hoy nos atraviesa, es percibida por la persona, como si cada ser humano, estuviera viviendo lo peor de lo peor. No obstante, y de manera opuesta, La Luz del amor es percibida por la consciencia (la cual está cada vez más despierta) como la celebración de nuestra liberación definitiva de esta ilusión de encierro. Pidan por tanto, su propia evidencia de lo que estamos viviendo... pónganse una mano en el pecho 3 dedos encima de la boca del estomago, respiren profundo, sientan su corazón latir, y pidan porque se les muestre su propia evidencia, para que se manifieste lo que siempre ha estado allí (la verdad, La Luz, el mismo Cristo, el Amor, la misma María su madre), la evidencia que les regalará la infusión de la consciencia de luz, la emanación vibracional que emana De la Fuente, o podríamos decir, el fuego del espíritu paráclito, el consolador, el fuego vibral, el amor del padre por su hijo, y cada uno es el mismo Cristo, pues esa consciencia es unidad perfecta con cada uno de nosotros, como de nosotros con nosotros y con todo (somos uno).
Por consiguiente, hermanos todos, No me atrevería a afirmar esto con ABSOLUTA certeza, si existiera la más mínima posibilidad de que no lo fuera. Y si pudiera añadir más, te invito a que tú mismo te invites a no preocuparte, y cuando lo intentes, te darás cuenta de que para la persona, por más que trate, le es imposible calmarse. Más, te doy ABSOLUTA seguridad de que no hay nada por lo que asustarse o preocuparse. No porque no vaya a ocurrir, la llamada de María y el desenlace final de esta historia, sino porque La Luz que estamos recibiendo y restablece el orden, desvanece esta ilusoria realidad, que llegamos a concebir cómo todo lo que es y que, a su vez, dictamina el curso de las historias que se desarrollan en este juego.
El propósito ultimo es, por ende, que la infinitud de todo lo que somos y que se ha manifestado en esta encarnación, se le sea mostrado a esa consciencia efímera y pasajera, la cual, en este juego de encierro de tercera dimensión, ha experimentado innumerables encarnaciones, condicionada a un olvido total de su esencia al momento de su nacimiento, así como de vivir en la dualidad y en la depredación. No obstante, esa misma Luz del amor compasivo e incondicional que cada ser humano y todos en unidad eterna somos, trasciende todo entendimiento, condición, experiencia y saber de la humanidad.
Y es en la apertura a este estado de consciencia, en la que la llamada consciencia efímera, desaparece, mientras que la consciencia de La Luz (que inició alguna vez este juego), sin apuros o retrasos, establece en definitivo y en la eternidad que somos, lo que siempre ha sido, es y será: "el liberado viviente".
De esta manera, cada consciencia de Luz, que alguna vez se hubo encarnado en un cuerpo humano, se funde en el repetitivo olvido de cada nacimiento humano, y es el camino de vida de la muy popular persona, el que condiciona, conduce y colabora para que, cada ser humano almado, se termine por creer de que es, únicamente la persona, y que dicha persona, es todo lo que es, más ella, solo es un personaje de una historia desarrollándose (y con absoluta certeza digo) en sus capítulos finales.
Y la prueba de la veracidad auténtica de estas palabras es que no es religión, no es de orden paradigmático, ni de ningún orden.
No es mental, no es emocional, no es energético, no es espiritual y no es lógico. No es impositiva. No es discriminación, evaluación o competición; no es juicio, no es dualidad, no es libre albedrío, no es crítica, no es conflicto, no es emoción, no es duda, no es esfuerzo, no es regla, no es teoría, no es fantasía, no es realidad, no expira, no fue algo o alguien, ni tampoco lo es o lo será, sin embargo, es y será a la misma vez, todas y cada una de las cosas y de las almas encarnadas.
No es medición ni medida. No es una idea, no es fe, no es creencia, no es hipótesis, no requiere de nada para ser o no ser. No muta, no cambia, no evoluciona, no mejora ni empeora, no se contiene, no es contenido, no se aparta ni se acerca, no es inerte, no es vida o muerte, esta y no está en todas partes, no se rige por reglas. No conoce tiempo o leyes para crear, es eterno, es todo, es nada, es sonido, es silencio, es vibración, es lo conocido y lo desconocido, es toda opción, ninguna o algunas opciones, es todo y nada pasando a la vez o nunca, o de vez en cuando.
Es infinitamente más que la infinitud de todos los planos y/o dimensiones, es la oscuridad, es la Luz, es ninguna de las dos, es principio, es fin, es polaridad, es división, es reunión, es unidad, es mucho, es poco, y no es nada de esto y es todo esto a la vez, de vez en cuando, nunca o siempre.
No se puede explicar, no se puede experimentar. No se puede suponer.
Es lo que es…, y que siempre hemos sido, somos y seremos, todos, y cada uno de los seres humanos almados encarnados.
Soy, somos, EL ABSOLUTO.
Y el personaje que nos hemos creído que somos, jamás, podrá entenderlo, ni explicarlo, ni saberlo, ni comprenderlo. No es ciencia, no es ficción; no es teología, filosofía, ciencia o ningún campo de estudio, sin embargo, es también la sabiduría divina e infinita, y a su vez, no es conocimiento alguno. No es ni bueno ni malo, posible o imposible, correcto o incorrecto, aceptable o inaceptable, o algún criterio.
Y es en la disolución de este personaje con el que actuamos la vida, por medio de la penetración de La Luz, que se remueven todos Los velos falsos de este juego manipulado.
Y estoy leyendo esto contigo, y la mente del personaje de Carlos Guiñan (y muy probablemente la mente de tu personaje), está buscando como ponerle sentido o lo que, según sus creencias, es una locura.
La persona encarnada (el personaje envestido para jugar esta experiencia de humanidad carbonada en un mundo encerrado de 3D), se resiste, contra viento y marea, a aceptarlo.
"¿Dónde están las pruebas?", se dice la mente?.
Esa resistencia a la verdad, es el miedo a la verdad y el apego de toda esta humanidad, a esta vida encarnada.
La persona pre-programada no desea morir. Este personaje de "teatro", se inventó que la muerte es mala y dolorosa, porque al final de esta vida efímera, la persona siempre desaparece. Es el miedo más escondido, ignorado y arraigado de este, y todo personaje de esta historia.
Más te doy ABSOLUTA certeza de que:
Jamás nacimos.
Jamás morimos.
Jamás nos separamos.
Jamás nos dividimos.
Somos la unidad de una consciencia infinita (La Fuente), expresándose en experiencias de consciencia de Luz individualizadas.
Esta vida es un juego. Es una obra de teatro, que nos creímos por un truco del juego, hasta el punto de que esto era la verdad de todo. Pero el juego terminó, y también terminó el juego de los que cambiaron las reglas del juego.
La Luz que somos nos llama al orden, para darle conclusión a este juego, y simplemente ser quienes somos: ABSOLUTO.
No obstante, de persona encarnada a persona encarnada:
Te confieso que esta verdad, al ser traída a nuestra parte consciente, se experimenta como una espada que desequilibra todo. Más, La Luz que todo lo atraviesa, solo así, nos libera de este traje de ilusión y mentira, y que ya está caduco y vencido.
Pero, quién se pregunta?, quién tiene miedo?, quién se escapa del instante presente y se aferra a la ilusión de este juego de encierro?: La Persona. Más, sin embargo, la verdad que se revela es innegable: No somos el cuerpo de carbono. No somos la mente, ni los pensamientos. No somos las sensaciones ni las emociones. No somos la memoria. No somos esta o ninguna historia. No somos este o algún personaje, ni ninguna de nuestras vidas pasadas. No somos el actor ni el acto. No somos el espectador ni el escenario.
Finalizo estas líneas con esta simple poesía para agradecer a la luz del amor que hoy nos revela la verdad plena, y a su vez, revela también el cumplimiento de la promesa divina de la fuente de la luz del amor, tal como fue prometida desde el principio de los tiempos de esta humanidad:
La oruga se convierte en mariposa en su propio tiempo.
Una vez en su capullo, nadie puede hacer nada por la oruga desde afuera, para garantizar que al tiempo perfecto, saldrá convertida en mariposa. Ni siquiera Dios, rompe su promesa de la libertad que le da a la oruga para llegar a ser mariposa... y la naturaleza de la oruga, consciente del amor de su creador por ella, confía sin duda alguna, en que todo está dado para convertirse en la mariposa, que en libertad ha escogido ser..., y a pesar de la soledad y del silencio que experimenta mientras su ciega transformación ocurre, se abandona confiada en lo que vive, porque es perfecto para ella... por eso:
Confía. Confía.
Confía en Jesús y en su Madre María,
no hay promesa divina que no sea cumplida,
es la palabra, es el verbo,
la verdad plena, perfecta e infinita.
Confía. Confía.
No es como la mente se lo imagina,
sino como la consciencia del corazón,
contempla todo agradecida.
Para Dios es lo mismo,
el primero que el último día.
Confía. Confía.
No le llevemos cuentas a Dios,
que Dios no lleva cuenta de nuestras caídas.
Siempre, siempre, nos levanta,
con ayuda de su amada madre María,
sin importar si estamos viviendo
nuestra primera o última caída.
Confía. Confía.
No hay nada que esperar;
somos el amor, que extraviado,
aquí y ahora se reconcilia,
con la eternidad de la luz,
que nos impregna de alegría.
Confía. Confía.