observar, aceptar, traSmutar
Cuando nos expresamos libremente nos acercamos a descubrir el ser quién en realidad somos. Más aún, cuando por medio de un acto consciente intentamos poner en palabras lo que creemos, pensamos y sentimos, nos regalamos la oportunidad única de hacernos presentes en el momento presente.
Desde un punto de vista más espiritual, y menos apegado a la personalidad que hemos encarnado, pudiéramos decir, que en, y a La Luz del ser consciente quien en realidad somos, cuando expresamos pensamientos, sentimientos, emociones, sensaciones, creencias, percepciones, experiencias, memorias, planes futuros, opiniones, intuiciones, e interpretaciones, nos hacemos cada vez más conscientes de que es la persona confundida, programada y confinada al olvido, la que en realidad piensa, siente y cree vivir, auto definiéndose como todo el ser que se encarna... y en su engaño, se convence de vivir en una ilusoria realidad, que en su fundamento, es un holograma de mentiras, que se levantan del cruce condicionado de posibilidades de infinita ocurrencia.
Solo La Luz consciente, infinita, amorosa, compasiva, armónica, creadora y eterna, quien en esencia somos, expone de palabra en palabra expresada, que es la personalidad, de la que el alma se enviste al encarnarse, la que intenta imponerse como la totalidad del ser y manifestarse.
Es entonces, cuando el desapego a la persona empieza a fraguarse, y comenzamos a recordar el ser quien en realidad siempre hemos sido, aún en medio de esta experiencia 3D, en la que el vehículo del alma, que en La Luz del ser consciente que somos, hemos elegido para experimentarnos, se encarna como ser humano. Y es la misma Luz consciente que somos, la que de manera épica y real, nos conduce de manera inefable a recordarnos que somos la misma luz del Absoluto, aquí y ahora, y a comprender que vivimos el temporal evento, que finaliza para siempre con el juego de encierro condicionado y programado, que una vez aceptamos experimentar, como seres humanos almados.
Por tanto, en esta etapa final de la liberación de este encierro, en y desde la consciencia luminosa y amorosa quién somos, conviene que recordemos y vivamos a cada instante del momento presente, esta simple y a la vez, profunda verdad, que promete paz, desapego de todo, y amor compasivo desde el corazón del corazón:
"Ante la presencia del miedo objetivo, la personalidad invita al caos, mientras que La Luz hace una llamada a salir del miedo. De atender a su llamada, La Luz responde con una presencia (el Manto azul y sagrado de María), una asistencia (la paz y la Sangre de Cristo), y una protección (la Espada del Arcángel Mikael)."